Fue
en Estados Unidos, en 1840. Cuando comenzó a hacerse popular,
llegó el campo cerrado, y el primer partido por el cual se pagó
entrada fue en 1856 entre los Brooklyns y los Manhattans.
Luego
de la Guerra de Secesión, este deporte se profesionalizó, y en
1871 se formó la Asociación Nacional de Profesionales, que
organizó el primer campeonato. Las normas federativas regulando
los campeonatos surgieron recién en 1902.
El
primer Campeón del Mundo fue el Rex Sox en 1905.
Es
un deporte completo y exigente, y quienes lo juegan deben ser
autenticos atletas. Se juega en un terreno cercado, con equipos de
nueve jugadores, bajo la dirección de un entrenador; y por
supuesto debe haber un árbitro.
Cada
equipo debe anotar mayor número de carreras que el otro, en el
curso de las nueve entradas de que consta. Una entrada es una
parte del juego en la cual cada equipo juega una vez a la ofensiva
y otra a la defensiva.
Su
reglamento es extenso y complicado, lleno de una serie
interminable de reglas. Sólo es fácil para los norteamericanos,
que nacen viéndolo y crecen jugándolo.
Los
jugadores llevan guantes para amortiguar los rudos golpes de la
pelota, y dos de ellos -el del catcher y el jugador de primera
base- son de gran tamaño. También usan un protector de goma para
resguardar el pecho y una mascarilla de fuerte alambre en la cara.
Cada jugador tiene su bate.
La
pelota no puede pesar menos de 140 g. ni más de 147; y debe ser
dura. El bate es redondo, de madera dura y de una sola pieza,
siendo sus dimensiones de 115,5 cm. de longitud y 6,985 cm. de
anchura en su parte más gruesa.
Este
deporte es para Estados Unidos, lo que el fútbol es para la
Argentina. Afortunadamente, la penetración cultural no ha logrado
imponérnoslo, pero igualmente es bueno conocer de qué se trata.
Leonardo
Díaz