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San Martín y Sanabria - Don Torcuato - Tel: 4748-4355 /
5233-6258
DAR
ES DAR
DAR
ES DAR
"El
mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria"
(Ernesto Sábato)
Fue
en 2001 cuando nuestro colegio comenzó esta hermosa y
gratificante labor como padrinos de una escuela rural: la
llamada "Manuel Ruano", en las afueras de
Tunuyán, provincia de Mendoza.
Desde
entonces, ha sido una de las principales ocupaciones de la
institución, acercar los corazones de nuestros alumnos a
aquellos que, a la distancia, depositan sus esperanzas en todos
nosotros.
No
sólo hemos dado a conocer entre la comunidad educativa la
situación de los casi 140 chicos y la de sus familias,
incentivándolos a acercarles (por nuestro intermedio) ropa,
calzado, útiles escolares, libros, juguetes y alimentos, sino
que además, hemos propiciado el vínculo epistolar entre ambos
grupos. ¡Cuánta dedicación y "buena onda" han
puesto en escribirles, aún sin saber sus nombres ni conocer sus
caras!
En
octubre de ese año, luego de importantes esfuerzos de padres y
autoridades de nuestra escuela, pudo llevarse a cabo el primer
encuentro entre "padrinos" y "ahijados":
rumbo al Oeste nos dirigimos un grupo de docentes y directivos
acompañando a los chicos de 7º y 8º años, cargando en
nuestros bolsos nervios y ansiedades... el momento había
llegado.
¿El
escenario? Una escuelita blanca, amplia su galería, humildes y
pulcras sus aulas. La tierra seca y la copa de los álamos,
plantados justo ahí para ampararla del viento.
¿Los
protagonistas? Por un lado, los alumnos de 1º a 7º... ah! Y
los poquitos de Jardín!: con sus besos dobles y su mirada
simple, conquistando desde el primer momento a sus huéspedes.
Allí estaban ellos, bailando, actuando y cantando a viva voz.
Regalándonos sonrisas y abrazos. Homenajeándonos, como si
fuéramos visitantes ilustres.
Formando
parte de la escena, actores y espectadores, los padrinos. Todos,
grandes y chicos, con el mismo semblante: húmedos los ojos y
tiesa la garganta, incapaces de esquivar el llanto. Lágrimas
rodando de emoción, de alegría. ¿Cómo se explica tanta
belleza? ¿Cómo expresarse cuando el alma ríe?
A
lo largo de la jornada, compartimos el almuerzo, juegos,
partidos de fútbol, charlas con las maestras y con algunas
madres, fotos...
Al
año siguiente volvimos, con el nuevo 7º año (A y B). También
en 2003. Sumamos experiencias, amigos, cartas. Plantamos un
árbol como símbolo de nuestra amistad.
Seguimos
recibiendo el mismo cariño y el mismo mensaje: "no se
vayan". Y por parte de nuestros chicos: "no
me quiero ir"
Más
allá de las computadoras, las bicis, las cajas con alimentos y
demás materiales donados (aquello que nunca dejan de agradecer
en sus cartas), sus ojos y sus voces nos recuerdan que son
nuestras manos, sin miedo a entrelazarse con esas manos
pequeñitas y ya curtidas por el sol de Cuyo, las que siempre
esperan volver a tocar. Valoran enormemente que a más de mil
kilómetros de distancia alguien esté pensando en ellos, tan
ignorados por los gobiernos...
Lo
que quizás desconocen nuestros amiguitos es que la entrega es
recíproca: cada año nos nutren el espíritu con fe, esperanza,
optimismo y AMOR.
Ojalá
muchas más personas sean capaces de abrir sus corazones y
trabajen para todos los "argentinitos" que esperan en
las escuelas rurales, con la sonrisa fácil y la vida difícil.
Ojalá
que el árbol (como la familia de APAER) siga creciendo.
Comisión
Pro-Viajes Educativos
Oscar
Smigliani - Representante Legal
Gabriela
Cera - Profesora de Cs. Sociales
Omar
Del Castillo - Jefe del Departamento de Educación Física
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