EXPERIENCIAS: Maurico Bernardo Bianchi

     AÑO XI - NUMERO 106 - JUNIO DE 2002     


Hacia 4 años que daba vueltas en mi cabeza ese lugar verdaderamente inhóspito. Cuando recibí la invitación de mi amigo Javier Bosch para ir al Cerro San Lorenzo en Santa Cruz descubrí que era la oportunidad para ir a conocer el Parque Nacional Perito Moreno. A esa idea se sumó mi amigo Gonzalo Pérez y así nos fumos a dar vueltas...

EN EL PARQUE NACIONAL OLVIDADO


La famosa "Cueva de las Manos" en los aleros del cañadón del Río Pinturas, al norte de Santa Cruz. Un fantástico lugar donde los nativos dejaron su impronta hace 9 a 11.000 años. Cientos de manos y dibujos de animales pintados en la roca fascinan al visitante.

 

Es Parque Nacional desde 1937, lleva el nombre de ese gran hombre que fue Francisco Pascasio Moreno (el Perito Moreno) pero cuando uno lo menciona muchos se confunden: acá no es-tá el famoso glaciar, ese está en el Parque Los Glaciares, 600 km. más al sur.

El Parque Nacional Perito Moreno está al norte de la Provincia de Santa Cruz, en la zona cordillerana. Su pueblo más cercano es Gobernador Gregores que está a nada menos que 240 km.

Preserva el ecosistema de la estepa (que es el que predomina en la Patagonia), para encontrar sus bosques hay que caminar mucho hacia el oeste.

Es visitado tan sólo por 800 personas al año... casi nadie (por ejemplo a Los Glaciares lo visitan unos 70.000).

 

 

Nosotros al Parque

Cuando, en enero de 2001, surgió la posibilidad de ir al Cerro San Lorenzo con mis amigos Javier Bosch y Gonzalo Pérez, enseguida me emocionó la posibilidad de conocer este parque que se me 

Caminando "contra el viento" por la costa del Lago Burmeister, el único de los 8 de este Parque que desagüa al Atlántico.

había metido en la cabeza hacía 4 años. En particular me habían fascinado los relatos de dos expediciones (en 1954 y 1956) que navegaron algunos de sus lagos y ascendieron sus principales cerros (que rondan los 2.000 mts.).

Así fue que al regresar del intento al San Lorenzo (ver edición 102, febrero 2002) con Gonzalo nos trasladamos desde el pueblo Perito Moreno (de unos 2000 habitantes) hasta el Parque.

Este recorrido de 300 km. lo hicimos con el excelente servicio de transporte de Carlos A. Matus y la conducción y alegría de "el negro", su chofer.

 

 

Cueva de las manos

En el viaje nos desviamos, antes del pueblo Bajo Caracoles (150 habitantes), y fuimos a la célebre "Cueva de las manos".

Nos fascinamos recorriendo los aleros del río Pinturas y comprendimos su trascendencia gracias a las explicaciones del guía.

Luego retomamos la mítica Ruta 40 hacia nuestro destino.

Esta lenga crece así por el viento. ¿Se imaginan su fuerza?

Al llegar al desvío de esta a Gregores se la debe abandonar tomando dirección oeste y allí hay que hacer 80 km. más para llegar a la casa de los guardapar-ques... definitivamente este lugar esta "lejos de todo".

 

 

Mal recibimiento

Uno que ha recorrido muchos parques esta acostumbrado a la buena onda y cordialidad de los guardapar-ques y fue una verdadera desilusión encontrar en un lugar tan alejado la excepción a esa regla.

Nos recibió (y parecía que nos quería echar) una rubia llamada Mariana con una mala onda terrible. 

Pensamos que eso sería todo pero al día siguiente conocimos a su esposo (un brigadista) que demostró que se podía ser "más amargo" que ella. Ese tipo (lamentablemente no recuerdo el nombre) se creía el dueño del lugar y parecía que le molestaba que fuéramos unos días a caminar la zona. Como expliqué a ese parque no va casi nadie y mucho menos para caminar, nosotros lo haríamos por 10 días. Allí el 99% de la gente va en vehículo.

 

 

Gonzalo comiendo galletitas con salamín "y viento" en la zona de las casas de los guardaparques.

Lago Burmeister

Este parque tiene 8 lagos de los cuales sólo 1 vierte sus aguas al Atlántico, el resto lo hace al Pacífico. Ese único lago es el Burmeister a cuya orilla nos dirigimos caminando los 16 km. que nos separaban desde lo de los "amargos" guardaparques. Una vez llegados acampamos y durante dos días disfrutamos de su vista, recorrimos sus alrededores, lo costeamos y no dejamos de sufrir "su viento".

Luego de conocer un estupendo lugar regresamos a la zona de los guardaparques y conocimos a uno como la gente con quien tuvimos largas charlas sobre Borges, mate de por medio. Guillermo, ese su nombre, hacía poco que estaba aquí y venía de Tierra del Fuego pero es marplatense de nacimiento.

 

Muchos guanacos

Este parque alberga lagos que poseen los peces autóctonos de la Patagonia (la perca), también posee cóndores, choiques (ñandúes), zorros, gran variedad de aves y pumas pero, sobre todo, es la mayor reserva natural del país de guanacos. Hay guanacos por todos lados, en particular en la zona del lago Belgrano y, en especial, en la península Belgrano.

Un guanaco adulto y el "chulengo", tal como se conoce a su cría.

El lago Belgrano tiene una especie de gran isla que esta unida al continente por un delgado itsmo.

Nosotros a-campamos cerca de allí e hicimos una caminata por la península teniendo siempre cerca nuestro guanacos que andan en manadas de 20 a 25 individuos y siempre tienen al "relincho" que sería 

como su vigía. Este controla lo que pasa cerca de la manada y les da aviso con una especie de relincho cuando hay que retirarse.

Tan en "su territorio" estábamos que teníamos que correrlos de un mallín para poder tomar agua nosotros. Era increíble abrir la carpa a la mañana y tener al relincho a unos 40 mts. vigilándonos. Vuelvo a recordar que prácticamente nadie va a acampar allí, en un ambiente donde no hay árboles, solo pastizales y el que manda es el viento.

 

El Puesto del 9

Luego de 2 noches en la zona del lago Belgrano y el cerro Gorra del Vasco (donde hay pinturas rupestres) de-sandamos los 10 km. que nos separaban de los guardaparques y Guillermo (el buena onda) nos permitió dormir en el taller.

Esa fue una tarde divertida porque el gatito de la rubia amarga se escapó y tuvimos que buscarlo hasta que lo sacamos del motor de un camión (Gonzalo lo agarró de la cola), pero para el gato fue mejor eso porque el otro que estaba buscándolo era un hermoso zorro colorado que daba tantas vueltas alrededor del camión como nosotros... pero con otros fines que no pudo concretar... su cena ese día no fue gato.

El itsmo que une la península Belgrano (desde donde sacamos la foto) al resto de la zona. Esta zona es "el paraíso" para los guanacos.

Al día siguiente -era el 23 de enero- caminamos hacia el oeste para recorrer unos 20 km. y llegar al "Puesto del 9". Una casucha de chapa y madera que era un antiguo puesto ovejero ubicado en el lote 9 (de allí su nombre).

El camino fue bastante duro porque teníamos el viento en contra y me refiero a "viento en serio"... ese viento que sólo hay en nuestra Patagonia... quien no lo ha experimentado es difícil que pueda imaginarse a lo que me refiero... es un viento "con todo"... que te tira al piso con los 20 kg. de mochila y todo (lo via caer a Gonzalo 2 veces).

Pero el esfuerzo valió la pena. Por primera vez, desde nuestra llegada al parque, empezamos a ver verdaderos bosques, los típicos cordilleranos (cuando estuvimos en el lago Burmeister sólo vimos un pequeño bosquecito en su punta).

"Los expedicionarios" Mauricio y Gonzalo en una de las pocas fotos juntos gracias al automático de la cámara. ¿Quién iba a sacarles una foto si por allí no anda prácticamente nadie?.

Restos de una antiguo puesto ovejero, en plena cordillera, cerca de Chile.

Ese atardecer, de un día de sol, nos encontró poniendo leña a la cocina económica (esas pesadas, de hierro) para calentar el puesto y dormir bien calentitos tirados en nuestras bolsas en el piso. Teníamos música gracias a unos parlantitos y nos hicimos unos buenos fideos.

¿Cómo explicar nuestra sensación al estar en un lugar fantástico, en medio de tanta salvaje naturaleza, a kms. a la redonda de todo ser humano y a casi 300 del pueblo más cercano?. Solo el viento (¡cuándo no!) y la música perturbaban el inmenso silencio.

Al sur se elevaba el cerro del Mie, a poca distancia, pero al norte, lejos, al otro lado del lago y detrás de otras montañas, asomaba imponente el San Lorenzo que, apenas una semana antes nos derrotara en nuestro intento por ascenderlo. El desgraciado nos regaló su cumbre durante tres días de buen tiempo para que la veamos desde allí y cuando estuvimos en la montaña no nos brindó más de mediodía bueno.

Pero volviendo a nuestro refugio, la escena se completaba con una vista del lago Belgrano donde dicen, que en la playa que más cerca teníamos (a unos 4 km.), se encuentran fósiles marinos.

Según el cuaderno del Puesto del 9, éramos las personas 9 y 10 en estar allí desde hacía un año (sin contar a los guardaparques y brigadistas). Eso es un buen dato de la poca gente que anda por allí.

 

El lago Azara

Luego de la primera noche en el puesto (los amargos guardaparques solo te dejan estar 2 noches... ¡es que va tanta gente!) nos dedicamos a recorrer y nos dirigimos hacia el oeste para adentrarnos más en la cordillera. Aquí ya comenzamos a cruzar fantásticos bosques donde sólo faltaban los duendes (que seguro estaban), lamentablemente también restos de viejos incendios y alguna antigua cabaña destruída.

Alguna vez leí que esta zona la habitaron los sobrinos del célebre bandido de la Patagonia Ascensio Brunnel.

Además de hambre nuestro amigo zorro parecía tener sueño.

Llegamos al lago Azara (lueo de caminar unos 12 km.) que resultó ser mucho más hermoso e imponente de lo que había leído. Un enorme lago color turquesa que, por lo sabido, se congela en invierno cuando la temperatura alcanza, en esta zona, los -25° C.

Retornamos, luego de embarrarnos en un mallín (zona pantanosa) enorme y al día siguiente volvimos hasta la casa de los guardaparques pero como nos volvimos a encontrar al amargo matrimonio tuvimos que pedir permiso para acampar en la vecina estancia Belgrano donde el Sr. Negro nos dejó, con gran hospitalidad, colocar la carpa en su zona de corrales.

Ya era 26 de enero y ese día recorrimos nuevamente la zona del Burmeister y también "El Rincón" (hacia el norte) pero esto ya lo hicimos con "el negro" que ya había venido para buscarnos.

La zona de "El Rincón" está al norte del Parque y, desde allí, se puede llegar hasta el cerro San Lorenzo (que esta fuera de los límites del parque).

 

El hermoso Lago Azara. Para llegar a él hay que caminar más de 30 km. desde la casa de los guardaparques. En invierno se congela.

Volviendo

Regresamos el 27 desde el Parque hacia el pueblo Perito Moreno dejando atrás las vivencias de un lugar único, fantástico, verdaderamente inhóspito y de un clima muy rudo, muy duro.

En el camino paramos en la ruta para juntar un poco de ceniza del volcán Hudson que todavía anda dando vueltas por ahí.

Este viaje me dejó la posibilidad de concretar un anhelo: conocer un lugar que deseaba a través de mucha lectura sobre el mismo.

También me permitió conocer, en Gonzalo, un excelente amigo de viajes ya que es difícil convivir tantos días y nos llevamos muy bien.

Sólo me faltó concretar algo que sigo esperando y en algún momento pasará: encontrar un puma en su ambiente natural. Aca vimos sus huellas, sus heces, los huesos de guanacos comidos pero... él no apareció... ¡ya lo hará!.

 

Mauricio Bernardo Bianchi

andinista@ciudad.com.ar 

 

DIGICOM GROUP

QUILLEN Producciones

NetSER ¡SER Internet o no SER!

Email: info@eldistrito.com.ar  Powered by NetSER 

Optimizado para el Internet Explorer 5.5 o sup. en 800 x 600

ACTUALIZADO: Tuesday, 19 de September de 2006

Los nombres e íconos de EL DISTRITO - Para que lo conozcamos

 son marcas registradas de Quillen Producciones - © Copyright 1992-2003

Todos los derechos reservados al ® Quillen Producciones & ® DigiCom Group

 Diseño y hosting de NetSER ¡SER Internet o no SER!

PUBLICACIONES

ASOCIADAS

 EL DISTRITO - PERIODICO GENERAL PACHECO - PERIODICO DON TORCUATO - PERIODICO EL TALAR

ENTRETIEMPO UNIVERSITARIO  - QUILLEN PRODUCCIONES - TIGREVISION