El
e-mail es sin duda una de las herramientas mas efectivas de
comunicación de este siglo XXI, podríamos hasta coincidir que
mucho habrá que recorrer para destronarlo.
Hace unos dias me vi sumergido en una interesante discusión sobre
el spam. Intentando definirlo, algunos lo llaman simplemente
"correo basura", otros "e-mail comerciales
publicitarios no solicitados", algunos mas filántropos lo
definen como "eso que no sabemos concretamente que es, que
nos llega de no sabemos donde, con el fin, que sabemos bien, es
sacarnos dinero y molestarnos".
Sea cual fuere la definición que Ud. adopte o decida inventarse,
el spam consiste en términos muy simples, en enviar correo
comercial, particular o empresarial, con el objetivo obvio de
publicidad y promoción, de productos y/o servicios, a
destinatarios que no solicitaron recibirlo.
Muchos citando, congresos, conferencias y resoluciones locales,
escudan su práctica de spamming detrás de ofrecer a los
destinatarios la posibilidad, mediante algun procedimiento, de
"desuscribirse" al spam. Procedimiento que muchas veces
es imposible realizar o bien no hacen acuse de recibo.
No es mi intención aqui entrar en aspectos técnicos como las mil
y una forma de enviar un e-mail imposible de rastrear a su
remitente, o las mil y una forma de obtener direcciones de e-mail.
Todo es posible sobre la materia, pero de eso tal vez nos
ocuparemos en otra ocasión.
La discusión sobre la validez del spam, más que nada sobre su
legitimad, se centra, veo yo, sobre aplicaciones erróneas de
conceptos y definiciones que hacen a ambos mundos, el virtual y el
físico.
Aunque con excepciones de productos y servicios, es indiscutible
que el spam es una herramienta efectiva de promoción y difusión,
con una economía de escala increíble y una velocidad aún más
sorprendente. El retorno, es decir la efectividad, varía según
el objeto de promoción.
Como contraparte, la efectividad de procedimientos similares en el
mundo físico, es por igual efectiva. Léase los miles de folletos
que nos llegan acompañando los estados contables de las tarjetas
de crédito, los que nos dejan por debajo de la puerta, los que
acompañan publicaciones de prensa, y hasta correo convencional
que llega anunciando hoteles, vacaciones, etc. La lista es mas
amplia por supuesto.
No es difícil deducir que no comparto en sus términos más
radicales, el uso o empleo del spam, pero quiero simplemente dejar
planteadas algunas líneas de pensamiento para continuar abriendo
la discusión sobre el tema.
- Llamamos spam a este correo electrónico que nos llega, pero no
a la papelería inútil y molesta de folletos que jamás
solicitamos.
- Nos molesta, me incluyo, borrar un spam, hacer un clic sobre un
botón, pero no nos quejamos de abultar las papeleras con
folletería, arrugar esos papeles, hasta recibir alguna herida
menor en la acción, ¿alguien recuerda las veces que se ha
cortado con papel?.
- Compramos un periódico y evidentemente traerá publicidad, esas
son las reglas de juego y somos concientes que encontraremos esos
anuncios, pero nadie nos ha prevenido que junto al periódico
llegarán 4 folletos, 2 trípticos, un shampoo individual, un
sobre de sopa o café de taza, un adhesivo, un imán para la
puerta de la heladera, un cupón de descuento y hasta la bolsita
plástica donde nos entregan muchas veces el propio periódico.
-Ponemos sobre la mesa una discusión sobre el spam que muchas
ve-ces parece interminable ante las intransigentes posturas de
todas las partes, a favor y en contra. Pero, en esa encarnizada
oposición de opiniones, solemos dejar fuera aspectos tan banales
o prácticos como el hecho puntual que al e-mail puedo filtrarlo,
evitando siquiera que se descargue del servidor de correo, pero no
tengo forma de filtrar el spam en el mundo físico.
-En esa misma línea de pensamiento, debemos diferenciar las
listas de destinatarios virtuales (e-mails) y las del mundo
físico (direcciones). Las lista de e-mails y más precisamente la
posibilidad de obtenerlas, se coloca en plano de análisis siempre
que el tema spam se discute. Su facilidad de obtención y su uso o
más bien usufructo inmediato es lo que hace al spam tan práctico
y efectivo, caso contrario sucede en el mundo físico ya que
obtener una lista de destinatarios con sus domicilios, en un medio
fácil de procesar y/o utilizar, no es tan sencillo.
Porque aún consultando los CDs interactivos de las guías
telefónicas, o las webs, estos limitan esa posibilidad (claro,
existen sus versiones crackeadas), y el esfuerzo de reunir los
destinatarios para un envío físico de spam, no amerita los
costos y mucho menos el tiempo empleado para efectivizar ese
envío.
Algo que podría sorprender es el hecho que el spam no es
evitable, desde el momento que doy mi dirección de e-mail o mi
domicilio, estaré sujeto a recibir spam. Aunque tome las
precauciones lógicas de sólo entregar mi e-mail o dirección a
personas de mi confianza. Debemos asumir que este círculo de
"amigos" es imposible de mantener en ámbitos de trabajo
o simplemente de relacionamiento con la sociedad en nuestros roles
de empleado, jefe, amigo, socio, etc.
"Mi dirección de e-mail no esta en Internet",
argumentan unos. Pero si existe un e-mail, y se ha utilizado,
alguien esta enterado de ello, alguien lo conoce. Seguramente
está impreso en la tarjeta de presentación. Puede parecer
alcanzable pero no deja de ser idílico pensar que un e-mail no
será objeto de spam.
Iniciativas para la regulación del spam han surgido en varios
países e incluso de foros multilaterales, pero si los actores no
cesan voluntariamente de realizar spam, poco podemos hacer
plasmando en un papel una definición de que puede o no ser
considerado spam. Los ISP estan divididos en tres grupos: los que
toman postura, los que no y los que les es indistinto.
Regular el spam es uno de los ya conflictivos ítems de la
regulación general de la Internet, por lo que no esperemos
grandes logros en el corto plazo. Porque allí se verán
enfrentados mucho más que intereses por el spam, entran en juego
los grupos de interés nacionales, regionales e internacionales,
tanto desde puntos de vista económico, social, etc.
No adoptemos una postura de resignación, en las pequeñas cosas
que son realizables, es por demás conveniente actuar. Es posible
minimizar los efectos negativos del spam.
Acciones puntuales y concretas sobre ISPs, empresas, particulares
y gobiernos, propiciaran un empleo serio de esta herramienta,
considerando ya no sólo los intereses de quien la utiliza como
medio comercial de promoción, sino de quienes son sus
inadvertidas víctimas.
No fanaticemos la discusión, busquemos los factores de
convergencia entre todas las posiciones, suena fácil pero sera
complejo. Aún así debe encaminarse el análisis desde esta
perspectiva, de lo contrario nos veremos sumergidos en un dilema y
grupos de fieles sectarios al mejor estilo de los sistemas
operativos o los browsers para Internet.
No confundamos la libertad de expresión y tierra de oportunidades
de Internet con un libertinaje que en definitiva no hace más que
perjudicar justamente esos objetivos. Internet es por esencia el
medio que ha logrado horizontalizar las oportunidades entre
particulares, empresas y gobiernos de todo tipo, dimensiones y
recursos disponibles. Como decian los jóvenes en el famoso mayo
del 68: "si no sabes donde vas, terminarás en otra
parte".
Investigación: María Rita Sánchez
Fuente: Mauro Demián Ríos
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