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Así
se ve la cumbre del Aconcagua (es la piramidal a la
izquierda del centro de la foto) desde el campamento Nido de
Cóndores. Se encuentra a 1.500 mts. de desnivel desde el
lugar de la foto. |
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Como
les contaba en la edición anterior Javier Bosch había hecho
cumbre en la mayor altura de América, el Aconcagua (6962 mts.),
gracias a "haberse jugado" a aguantar el mal tiempo y le
salió bien.
De los integrantes del Estudio de Aclimatación Ruta Normal (EARN)
Aconcagua 2002 quedábamos sólo cinco para intentar la cumbre.
Éramos Patricia, Leandro, Santiago, Cristian y yo.
Nuestro
intento
Los 5 que quedábamos en la
parte alta de la montaña ascendimos el 24 de enero hasta el
campamento Berlín (5.960 mts.) y allí dormimos: Pato y Cristian
en el refugio y el resto en una carpa.
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El
campamento Nido de Cóndores (5.450 mts.)
posee una vista impresionante de los alrededores. |
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El
25 de enero Pato y Cristian partieron alrededor de las 8,30 hs.
hacia la cumbre. Lean, Santi y yo lo hicimos recién a las 10 hs.
Muy tarde pero motivado, en parte, por el intenso viento que
sopló durante la noche que nos hizo dudar de partir o no y porque
tratamos, varias veces, que Santi tomara líquido para afrontar la
jornada. Santi estaba sintiendo la altura y eso le producía el
típico "desgano" que se genera muchas veces. Incluso
estaba medio indeciso de ir o no pero cuando lo decidió tuvimos
que esperar que estuviera listo.
Al poco de salir, aprox. a los 6.100 mts., cruzamos a Pato que
regresaba... había desistido porque estaba muy afectada por la
altura. Ahora quedábamos cuatro intentando la cumbre.
Avanzamos en un terreno que se hacía difícil por la carencia de
oxígeno y pesado por la gran cantidad de nieve caída en los
últimos días (en un año normal se puede llegar a la cumbre casi
sin pisar nieve).
Alrededor de las 15 hs. alcancé a Cristian en la base de la
canaleta (6.700 mts.) y, mientras él reiniciaba el ascenso
esperé a Santiago y Leandro. Santi venía muy agotado y había
llegado hasta aqui con una increíble fuerza de voluntad pero al
límite de sus energías. Lean venía muy lento pero mucho más
entero, con una muy buena aclimatación.
Fue muy curiosa esa media hora de espera (a las 15,30 hs. empecé
a ascender nuevamente) ya que en ese momento me puse más abrigo,
comí una barra de cereales y me dediqué a observar el entorno,
ese increíble entorno que me rodeaba y pensaba en el lugar único
en el que estaba, un lugar que muy pocos seres humanos tienen el
privilegio de alcanzar.
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Miembros
de la expedición en pleno ascenso. |
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Lo
único malo de ese momento fue tomar conciencia de que teníamos
encima una fuerte tormenta que había aparecido "de la
nada" ya que hasta el mediodía no habíamos visto
prácticamente ninguna nube. Por otra parte pude constatar que mi
estado físico era estupendo para estas circunstancias, era
evidente que el proceso de aclimatación había sido impecable y
mi organismo había respondido muy bien. Sólo tenía el cansancio
lógico pero ni siquiera un dolor de cabeza.
La
tormenta
Cuando llegaron Santi y Lean donde yo estaba retomé el ascenso y
mientras subía por la famosa canaleta final del Aconcagua
comenzó a nevar y a hacerlo cada vez con más fuerza.
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Aunque
no parezca no fue una foto fácil... adentro de la carpa,
con el automático, en Berlín (a casi 6.000 mts.). En la
noche previa al intento de cumbre de Mauricio, Leandro y
Santiago. |
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Alrededor
de las 16 hs. alcancé nuevamente a Cristian quien se detuvo a
esperarme para que decidamos qué hacer y, sin dudarlo le dije:
"bajemos, la tormenta ya está pleno y además no lo veo bien
a Santi". Antes saqué una foto y el GPS para verificar la
altura: estábamos exactamente a 6.802 mts. A tan sólo 160 mts.
de la cumbre... ¡una pena tener que volver!.
Iniciamos el descenso junto a los chicos que estaban un tanto más
debajo pero ya en la canaleta.
El regreso fue verdaderamente duro y lo que normalmente lleva 2
hs. de vuelta (hasta el campamento Berlín) nos llevó 3,30 hs.
Hubo sectores donde la tormenta desatada con violentos vientos no
nos permitía ver nada... era el famoso "viento blanco"
que produce que todo sea igual... todo blanco. La temperatura fue
estimada en -30/-35 C°.
En "la gran travesía" nos hundíamos hasta las rodillas
en la nieve lo que hacía muy dificultoso el avance. En este
trayecto fue un excelente punto de referencia el llamado
"Peñon Martínez" que, de momentos, se lo podía ver a
pesar de la tormenta.
Cuando llegamos a la zona del destruído Refugio Independencia
(6.300 mts.) era tal la tormenta que, aunque resultó ser que lo
teníamos a sólo 10 mts. no lo podíamos ver. Pero más fuerte
era la tormenta un tanto más abajo donde, sin ninguna referencia
visible, el GPS y la brújula pudieron indicarnos el camino a
seguir y así llegar a la zona denominada Piedras Blancas. Para
ello fue invalorable el tener en el GPS los puntos de referencia
de Gabriel Cabrera publicados en los folletos del Parque
Provincial Aconcagua.
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La
montaña suele regalar espacios con impresionantes vistas.
No hay otra forma de admirar lugares así, son espacios,
balcones, plateas privilegiadas únicas. |
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Cuando
pasamos la zona de Piedras Blancas ocurrió algo increíble...
¡se abrió el cielo!. Tuvimos un espectáculo de belleza
impresionante... nubes corriendo sobre otras nubes, con muy
distintas características y consistencias dejando ver, entre
ellas, montañas y montañas teñidas de blanco.
Eran como las 19 hs. y la tormenta había decidido detenerse tan
imprevistamente como había aparecido. En media hora más
estuvimos en Berlin donde Lean y yo dormimos en la carpa y Santi
(que vomitó cuando llegó y estaba agotado) fue a dormir al
refugio con Cristian. Así terminó ese increíble e irrepetible
25 de enero de 2002.
El
regreso
Al día siguiente iniciamos el descenso a Plaza de Mulas y, para
no
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Miembros
de la expedición en ascenso por las laderas del Aconcagua.
Aquí a unos 6.200 mts. |
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ser menos, en el trayecto de Berlín a Nido de Cóndores nos
castigó una terrible tormenta, tan fuerte como la del día
anterior. Luego de
recuperar fuerzas en Nido y aprovechar que
calmó un poco, seguimos pronto hacia abajo y esa tarde estábamos
los cuatro en Plaza de Mulas (4.370 mts.) junto a Romina y
Patricia, que se habían quedado esperándonos.
Finalmente todos, menos Cristian, regresamos el 27 de enero hasta
Puente del Inca desandando ¡45 km.! en 9 hs. lo cual, creo, nos
agotó más que todo el trajín en la montaña. A las 3 de la
madrugada del 28 tomamos el ómnibus a Mendoza y allí (llegamos a
las 5 hs.) fuimos desesperados a un alojamiento buscando una ducha
caliente que no teníamos desde hacía ¡21 días!... ¿se
imaginan no?.
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En
la canaleta final, a unos 6.700 mts., ya se desató la
tormenta. Se ascendió hasta los 6.800 mts. y se regresó. |
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Mi
vivencia
El Aconcagua significó para mí algo totalmente distinto a lo que
estaba acostumbrado. Siempre esquivé las
"conglomeraciones" en la montaña y allí hay un
campamento base que reúne, diariamente, entre 200 y 300
personas... ¡más que muchos pueblos patagónicos que conocí!.
No puedo decir que me gustó más que otras salidas, no puedo
decir que es "mi montaña", ni siquiera puedo decir que
he soñado con ella y añoraba ascenderla. De hecho si no hubiera
sido por participar del estudio no hubiera ido allí. Pero sí
debo decir que le he ido "tomando cariño"... he
empezado a quererla y, además, creo que ella sabía que yo no la
deseaba, que cuando iba ascendiendo sus laderas me preguntaba si
realmente quería estar allí... ella lo percibió y, creo que por
eso, no me dejó pisar su cumbre... como que me dijo: "te
dejaré cuando realmente lo quieras de corazón, cuando realmente
lo sientas"... pues he comenzado a quererla, a sentirla, así
que, seguramente... nos volveremos a ver. Tiempo hay... ella
siempre espera... siempre estará ahí... y yo volveré.
Mauricio Bernardo Bianchi
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